viernes, 14 de noviembre de 2008

Micro Relajos

Ahora solo se alimenta de ricachones, la muy víbora. Los pobretones le dejan un sabor saldo que no se puede quitar y son más complicados de cocinar. Sale se arrastra con ojos y orejas alertas. Enseguida encuentra el rastro de su próxima cena un olor que le parece familiar. No sabe si hay una historia o un chisme del corazón. Solo piensa en disfrutar el momento después de la cena cuando esta tirada frente al televisor mirándose la tripa con alegría y satisfacción. Un político su próxima víctima para escribir. Es perfecto porque sabe que hay sándwiches con mayor inteligencia.

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